jueves, 26 de diciembre de 2013

ESTA NAVIDAD NO DISCUTO CON LA FAMILIA

Pasa hasta en las mejores familias. Si hay algo más típico en estas fechas que el turrón, las luces o los villancicos son sin duda, las discusiones familiares. Y con ello, la estructura de pareja puede tambalearse. Hay veces que parece que la Navidad separa más que une. ¿O no?

"La Navidad no separa, lo que hace es incrementar la negatividad de lo que ya no funciona o está roto. Muchos problemas de pareja se magnifican en estas fiestas por la necesidad de convivir con personas que tienen un sistema de vida diferente al suyo y con los que no suelen estar, o bien están poco el resto del año", explica a EL MUNDO la psicóloga Rosa Collado Carrascosa, especialista en Sexología y Psicoterapia Integradora del Centro madrileño Álava Reyes Consultores.

Como en cualquier otra época del año donde haya que tomar decisiones para encontrarse con la familia o incluso convivir durante cierto espacio de tiempo, puede ser en sí misma "una circunstancia lo suficientemente estresante que genere ciertas tensiones entre los implicados", asegura.

Los tipos de conflictos que suelen darse son, sobre todo, de índole económico, de comunicación entre los miembros de la familia y también en la propia pareja, problemas de tipo inter e intrafamiliares o de carácter generacional. Y también, fundamentalmente, aparecen problemas emocionales y psicológicos: la falta de seres queridos, los sentimientos que a cada uno le suscite juntarse con la familia y las expectativas que ponemos en las reuniones familiares. "Las fantasías idealizadas que aparecen en nuestra mente que después difícilmente corresponden a la realidad", apunta Collado.

Todos estos problemas suceden, según la especialista, porque las fiestas demandan cubrir necesidades afectivas, exponerse a reencontrarse con personas no queridas incluso con las que se comparte cierta acritud y, tal vez nos exigimos demasiado: "Cumplir con la suegra y toda su familia, tener a los niños más educados del planeta para obtener la aprobación familiar y cubrir las necesidades de todo el que asista a la celebración sin dejar de atender a todos los que no están y seguir controlando todo lo demás".

Lo importante para saber manejar estas situaciones es no crear altas expectativas de las reuniones familiares, no exigirse demasiado y, sobre todo, para que estos pequeños conflictos no afecten a la estructura conyugal o de pareja es importante tener, en estos días, un espacio de intimidad para ambos, y ser flexibles el uno con el otro. Para esclarecer mejor esto, la experta en psicología ofrece unos consejos fundamentales.


Claves para no discutir con tu familia


  1. Deja de idealizar las reuniones familiares como si fueran de película y afronta objetivamente las dosis de realidad, es decir, ajusta expectativas.
  2. Deja de intentar controlar lo que va a ocurrir (bueno o malo) y desarrolla la confianza en nosotros mismos.
  3. Intenta positivizar la experiencia y céntrate en disfrutar y compartir.
  4. Ten en cuenta que si te metes en conversaciones escabrosas, puede tener sus consecuencias. Es mejor elegir temas neutros.
  5. Respeta las dinámicas familiares de los parientes de tu pareja.
  6. Pide ayuda y no te sobrecargues con deberías exigentes y limitadores.
  7. Negocia las diferencias aportando soluciones realizables.
  8. Deja de juzgar lo que no compartes y aporta ideas nuevas o rufuerza las que otros aporten que te gusten.
  9. Intenta transmitir buenos sentimientos.
  10. Reconfórtate pensando con sentido del humor, que esto solo pasa una vez al año.


Fuente: http://www.elmundo.es/salud/2013/12/23/52b86b0022601de6238b456f.html

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